Muchos de vosotros habréis ido hace poco al cine (y si no, muy mal) y habréis visto en alguna parte algunos posters como estos:




En efecto, Watchmen llegará pronto a nuestras pantallas, motivo más que suficiente para que el cómic original de Alan Moore (guión) y Dave Gibbons (dibujos) reciba el homenaje que se merece… ¿Y quién mejor que Squeezing para haberlo?

Fue en el año 1986 cuando DC comics decidieron comenzar la publicación de Watchmen en forma de serie limitada de doce números. Más tarde, la editorial reeditó el comic en un solo tomo, dándole esa apariencia ladrillil que todos los que se han acercado a verlo en una tienda han podido observar. Tan sólo dos años más tarde, el cómic recibió el premio Hugo de novela fantástica y de ciencia ficción, convirtiéndose en el primer galardonado de la historia que no fue un libro. Entre otros de sus muchos logros, Watchmen se situó, en el año 2005, en la lista de las cien mejores novelas de la prestigiosa revista Time. Pero mejor nos dejamos de apuntes históricos y, sin más dilaciones, vamos al turrón. ¿De qué trata Watchmen?

El héroe perseguido
Año 1985. Estados Unidos se encuentra en plena guerra fría con la Unión Soviética. Esta tensa y dura situación para todo el país acaba es el marco de un suceso que estremece a la sociedad: el cruento asesinato de Edward Blake, superhéroe conocido anteriormente como ‘El Comediante’, quién acabó sus días de justiciero trabajando a sueldo para el gobierno estadounidense, después de que el acta Keene prohibiera el vigilantismo en Estados Unidos. Este crimen desata la inquietud entre los demás justicieros retirados, personas sin ningún tipo de poder especial (salvo el poderosísimo Dr.Manhattan) que temen por su vida ahora que sus días de mayas y capas de raso ha pasado. Otros, por otro lado, deciden tomarse la justicia por su mano. Este planteamiento inicial sirve para desarrollar una interesante y compleja trama en la que estos superhéroes de días pasados, y también del presente, se enfrentan a sus propios conflictos personales y la difícil coyuntura en la que se encuentran. Mola, ¿Verdad?
Vayamos ahora con los personajes principales, superhéroes de lo más variopinto que han hecho mella en la cultura del cómic contemporánea:

• El Comediante: El dueño de esa chapa Smiley que habréis visto por Internet hasta la saciedad. El señor Edward Blake es, por decirlo de alguna manera, el personaje-eje de la trama. Relacionado con el resto de vigilantes, este excéntrico y depravado superhéroe representa con descaro todo lo que un héroe no debería ser. Aunque lo que primero leeremos al comenzar el cómic es su muerte, os garantizamos que no le perderéis de vista.

•Rorscharch: Sin duda, mi favorito. Su apodo proviene de las manchas usadas en psiquiatría, por las cuales pasa este personaje en un punto de la historia. Entre el héroe y el psicópata, Rorscharch decide tomarse la investigación de la muerte de El Comediante por su mano, recorriendo las calles de Nueva York con sus cavilaciones. ¿Superpoderes? ¿Quién los necesita cuando eres un sádico de la calaña de Rorscharch? Como una de sus mejores frases, tengo que quedarme con “el superheroísmo implica una cierta forma de fascismo”. Wow.

•Dr.Manhattan: Dios hecho superhéroe. Tras un desagradable y tópico accidente en su laboratorio, el doctor Jon Osterman comprende a la perfección el funcionamiento de los átomos y, ergo, entiende como puede manejarlos a su antojo. Desde hacerse gigante a parar el tiempo, pasando por teletransportarse a Marte con un suspiro: el Dr.Manhattan no tiene límites, pareciendo que, en esta historia, se cayó en la marmita de poder. Como si de un dios helénico se tratase, el Dr.Manhattan se mantiene al margen, durante casi todo el cómic, de los problemas que acontecen en el mundo de los mortales, más preocupado en movidas existenciales que sólo él puede entender. Por si eso fuera poco, además se volvió azul.

•Ozzymandias: El guapo de Watchmen. Aunque sea rubio, Adrian Veidt posee una extraordinaria inteligencia que le llevó a funda un imperio multinacional en el que incluso fabricaba sus propios muñequitos de acción. Como bien veréis cuando os leáis el cómic, el guaperas de Ozzymandias no es trigo limpio…

•El Buho Nocturno: El primo frustrado de Batman. Alan Moore no se lo pensó dos veces a la hora de homenajear al legendario hombre murciélago con el personaje llamado Dran Deiberg. Su retiro le convirtió en un cuarentón con barriguita, pero la muerte de El Comediante le ha hecho volver a enfundarse las mallas. Sus gadgets molan, pero su traje es un tanto ridículo… en mi opinión.

•Espectro de seda: Un nombre así sólo se lo podía poner una mujer. Una superheroína que hereda su cargo a su hija. Los tópicos de las mujeres superhéroes se han evidentes también en Watchmen, con uniformes que enseñan carne y una personalidad más propia de una Barbie. Pero no os confundáis: bajo este plantamiento, Moore relata una historia de conflictos en la que una madre es incapaz de educar a su hija debido a sus delirios de grandeza.

¡Leételo!
Y hasta aquí nuestro pequeño homenaje a Watchmen. Desde Squeezing os recomendamos muy encarecidamente que, antes de ir a ver la película (la cual tiene bastante buena pinta), le deis una oportunidad a un cómic que, desde luego, no os dejará indiferentes. Es digna de mención, aparte del soberbio guión llevado a cabo por Alan Moore, la gran calidad artística de los dibujos de Dave Gibbons, con unas viñetas que transmiten tantas emociones como los propios textos. En definitiva, una obra maestra del cómic que ningún fan de los superhéroes, y de la novela fantástica en general, se debería perder.

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